Conceptos erróneos comunes sobre la depilación láser: lectura obligada para salones de belleza

La depilación láser se ha popularizado como un método eficaz para la reducción del vello a largo plazo. Sin embargo, existen varios conceptos erróneos sobre este procedimiento. Es fundamental que los salones de belleza y las personas comprendan estos conceptos erróneos.
Mito 1: «Permanente» significa para siempre
Mucha gente cree erróneamente que la depilación láser ofrece resultados permanentes. Sin embargo, el término "permanente" en este contexto se refiere a la prevención del recrecimiento del vello durante el ciclo de crecimiento. Los tratamientos con láser o luz pulsada intensa pueden lograr una eliminación del vello de hasta el 90 % tras varias sesiones. Sin embargo, la efectividad puede variar debido a diversos factores.
Mito 2: Una sesión es suficiente
Para lograr resultados duraderos, se requieren múltiples sesiones de depilación láser. El crecimiento del vello se produce en ciclos, que incluyen una fase de crecimiento, una fase de regresión y una fase de reposo. Los tratamientos con láser o luz pulsada intensa se dirigen principalmente a los folículos pilosos en fase de crecimiento, mientras que los que se encuentran en fase de regresión o reposo no se ven afectados. Por lo tanto, se requieren múltiples sesiones para capturar los folículos pilosos en diferentes fases y lograr resultados visibles.

Concepto erróneo 3: Los resultados son consistentes para todos y cada parte del cuerpo
La eficacia de la depilación láser varía según factores individuales y zonas de tratamiento. Factores como los desequilibrios hormonales, las ubicaciones anatómicas, el color de la piel, el color del vello, la densidad del vello, los ciclos de crecimiento del vello y la profundidad del folículo pueden influir en los resultados. Generalmente, las personas de piel clara y vello oscuro tienden a obtener mejores resultados con la depilación láser.
Mito 4: El vello restante después de la depilación láser se vuelve más oscuro y grueso
Contrariamente a la creencia popular, el vello que queda después de los tratamientos con láser o luz pulsada intensa tiende a volverse más fino y de color más claro. Los tratamientos continuos reducen el grosor y la pigmentación del vello, lo que resulta en una apariencia más suave.